martes, 2 de noviembre de 2010

BONDAD




La bondad es  el valor y disposición permanente para hacer el bien, de manera amable, generosa, firme.

Las personas bondadosas siempre sienten un gran respeto por sus semejantes, y se preocupan por su bienestar.

  Cuando se  presenta  alguien que no está en  una buena situación y necesita ayuda, la persona  bondadosa no duda en ofrecérsela, y lo hace sin ofender, amorosamente ,poniendo un gran interés en ello sin importar  que esa persona no sea de su agrado.

Ser bondadoso no significa que sea  blando, sumiso, ingenuo ó sin carácter, como a veces lo cree la gente.

Al contrario: los buenos se distinguen por su fuerte personalidad, la cual se traduce en inagotables dosis de energía y optimismo, y se refleja en su cálida sonrisa y los sentimientos de confianza, cariño y respeto que infunden a su alrededor.
La bondad perfecciona a la persona porque sabe dar y darse sin temor a verse defraudado, transmitiendo su confianza  y entusiasmo a quienes lo rodean.
En ocasiones el concepto de bondad es confundido con el de debilidad. A nadie le gusta ser "el buenito" . Bondad es exactamente lo contrario, es la fortaleza que tiene quien sabe controlar su carácter, sus pasiones y sus arranques para convertirlos en mansedumbre.

La bondad es una inclinación natural a hacer el bien, con una profunda comprensión de las personas y sus necesidades, siempre paciente y con ánimo equilibrado. Este valor, por consiguiente, desarrolla en cada persona la disposición para agradar y complacer en justa medida a todas las personas y en todo momento sin esperar nada a cambio.

¿En qué momentos nos alejamos de una actitud bondadosa?
Es muy sencillo apreciarlo en las actitudes agresivas que se adoptan con los malos modales y la manera de hablar, a veces con palabras altisonantes, con la razón de nuestra parte o sin ella; la indiferencia que manifestamos ante las preocupaciones o inquietudes que tienen los demás, juzgándolas de poca importancia o como producto de la falta de confianza  por que no creen en sus palabras y habilidad para resolver sus problemas. ¡Qué equivocados estamos al considerarnos superiores! Al hacerlo, nos convertimos en seres realmente incapaces de escuchar con interés y tratar con amabilidad a todos los que acuden a nosotros buscando un consejo o una solución.

Equivocadamente, nuestro ego puede regocijarse cuando alguien comete un error a pesar de las advertencias, casi saboreando aquellas palabras de: "no quiero decir te lo dije, pero... te lo dije", y nos empeñamos en poner "el dedo en la llaga", insistiendo en demostrar lo sabios que son nuestros consejos; seguramente todo esto sale sobrando, pues la persona ya tiene suficiente con haber reconocido su error y quizá en ese momento esta afrontando las consecuencias ,pero  nosotros en ese momento debes reaccionar  y no juzgar esa persona debemos ser los que escuchamos y comprendemos la situación.

La bondad no se detiene a buscar las causas, sino a comprender las circunstancias que han puesto a la persona en la situación actual, sin esperar explicaciones ni justificación y en procurar el encontrar los medios para que no ocurra nuevamente. La bondad tiene tendencia a ver lo bueno de los demás, no por haberlo comprobado, sino porque evita enjuiciar las actitudes de los demás bajo su punto de vista, además de ser capaz de "sentir" de alguna manera lo que otros sienten, haciéndose solidario al ofrecer soluciones .

Una persona con el ánimo de "exaltar" su bondad, puede subrayar constantemente "lo bueno que ha sido", "todo lo que ha hecho por su familia", "cuánto se ha preocupado por los demás" y eso por supuesto no es bondad. La bondad es generosa y no espera nada a cambio. No necesitamos hacer propaganda de nuestra bondad, porque entonces pierde su valor y su esencia. El hacernos pasar por incomprendidos a costa de mostrar lo malos e injustos que son los demás, denota un gran egoísmo. La bondad no tiene medida, es desinteresada, por lo que jamás espera retribución. Podemos añadir que nuestro actuar debe ir acompañado de un verdadero deseo de servir, evitando hacer las cosas para quedar bien... para que se hable bien de nosotros.

El ser bondadoso tampoco equivale a ser blando, condescendiente con la injusticia, o indiferente ante lo que esta bien o esta mal en las actitudes y palabras de quienes nos rodean, por el contrario, sigue siendo enérgico y exigente, sin dejar de ser comprensivo y amable. Del mismo modo, jamás responde con insultos y desprecio ante quienes así lo tratan, por el dominio que tiene sobre su persona, procura comportarse educadamente a pesar del ambiente adverso.

La bondad, como hemos visto, va más allá que un simple ofrecimiento de cosas materiales en condiciones precarias, para fomentar este valor en nuestra vida podemos considerar que debemos:

- Sonreír siempre
- Evitar ser pesimistas: ver lo bueno y positivo de las personas y circunstancias
- Tratar a los demás como quisiéramos que nos trataran: con amabilidad, educación y respeto.
- Corresponder a la confianza y buena fe que se deposita en nosotros.
- Ante la necesidad de llamar fuertemente la atención (a los hijos, un subalterno, etc.), hacer a un lado el disgusto, la molestia y el deseo de hacer sentir mal al interesado: buscar con nuestra actitud su mejora y aprendizaje.
- Visitar a nuestros amigos: especialmente a los que están enfermos, los que sufren un fracaso económico o aquellos que se ven afectados en sus relaciones familiares.
- Procurar dar ayuda a los menesterosos, sea con trabajo o económicamente.
- Servir desinteresadamente.

El valor de la bondad perfecciona a la persona que lo posee porque sus palabras están cargadas de aliento y entusiasmo, facilitando la comunicación amable y sencilla; sabe dar y darse sin temor a verse defraudado; y sobre todo, tiene la capacidad de comprender y ayudar a los demás olvidándose de sí mismo.
PARA SER BUENOS

a.- Mantengamos una actitud amable, abierta y generosa hacia los demás, sin juzgarlos con nuestras palabras.

b.- Abriguemos  en compasión hacia las personas que sufren, entendiendo su situación y preocupándonos por ellos.

c.- Mostrémonos siempre dispuestos a ayudar al que lo necesite, sin dudar en ningún momento.
LA FALTA DE BONDAD
La falta de bondad es consecuencia del egoísmo, la mezquindad y la ausencia de grandeza humana.

El que no es bueno es incapaz de sentir compasión y ve a los demás como opositores ó enemigos en potencia, a los que egoístamente no se debe ayudar, y de los que deben  cuidarse en extremo.

Se siente más seguro cultivando la desconfianza, el rencor y el odio que la simpatía ó la amistad, prefiere destruir a sus semejantes que antes conocerlos ó dialogar con ellos, a menos que pueda sacar algo para su propio provecho.

La falta de bondad nos deshumaniza y nos convierte en personas indeseables e insensibles, con las que la vida en comunidad se torna difícil e incluso peligrosa.
OBSTÁCULOS PARA LA BONDAD
a.- El desconocimiento casi absoluto de los valores humanos por parte de quienes practican el crimen en todas sus formas, como un medio de conseguir lo que quieren.

b.- El culto al autoritarismo y la dureza de corazón como manifestaciones de poder y fortaleza.

c.- La idea de que ser buenos es sinónimo de ser bobos.
Paola Andrea Trujillo Yara

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